viernes, 27 de julio de 2012

en pleno verano ostentara abrigos de visón...

Viva el cáncer "¡Viva el cáncer!, escribió alguna mano enemiga en un muro de Buenos Aires. La odiaban, la odian los biencomidos: por pobre, por mujer, por insolente. Ella los desafía hablando y los ofendía viviendo. Nacida para sirvienta, o a lo sumo para actriz de melodramas baratos. Evita se había salido de su lugar. La querían, la quieren los malqueridos; por su boca ellos decían y maldecían. Además Evita era el hada rubia que abrazaba al leproso y al haraposo y daba paz al desesperado, el incesante manantial que prodigaba empleos y colchones, zapatos y máquinas de coser, dentaduras postizas, ajuares de novia. Los míseros recibían estas caridades desde al lado, no desde arriba, aunque Evita luciera joyas despampanantes y en pleno verano ostentara abrigos de visón. No es que le perdonaran el lujo: se lo celebraban. No se sentía el pueblo humillado sino vengado por sus atavíos de reina. Ante el cuerpo de Evita, rodeado de claveles blancos desfila el pueblo llorando. Día tras día, noche tras noche, la hilera de antorchas: una caravana de dos semanas de largo. Suspiran aliviados los usureros, los mercaderes, los señores de la tierra. Muerta Evita, el presidente Perón es un cuchillo sin filo." Fuente: Eduardo Galeano, Memoria del Fuego, Tomo III, México, Siglo XXI, 1990.

lunes, 2 de julio de 2012

tan visiblemente

...Las negaciones se multiplican, la voz se embrolla y se ahoga; el maestro,
, baja el índice estirado, da la espalda a la pizarra, mira a los alumnos que se desternillan de risa y no se da cuenta de que si ríen tan fuerte se debe a que, por encima de la pizarra y del maestro que farfulla sus negaciones, acaba de levantarse un vapor que poco a poco ha ido tomando forma y ahora dibuja de un modo muy exacto, sin ninguna duda posible, una pipa. «Es una pipa, es una pipa» gritan los alumnos, que patalean, mientras que el maestro, cada vez más bajo, pero siempre con la misma obstinación, murmura sin que ya nadie le escuche: «Y, sin embargo, esto no es una pipa.» Y no se equivoca, pues esta pipa que flota tan visiblemente por encima de la escena, como la cosa a la que se refiere el dibujo de la pizarra y en cuyo nombre el texto puede decir con razón que el dibujo no es verdaderamente una pipa, esa pipa no es más que un dibujo; no es en absoluto una pipa. Tanto en la pizarra como encima de ella, el dibujo de la pipa y el texto que debería nombrarla no encuentran ya donde encontrarse y prenderse [p. 45] uno en el otro, como el calígrafo, con mucha presunción, había intentado hacerlo. Entonces, sobre sus pies biselados y tan visiblemente inestables, el caballete ya no tiene más que caerse, el marco dislocarse, el cuadro rodar por tierra, las letras desparramarse, la «pipa» puede «cascarse»: el lugar común —obra banal o lección cotidiana— ha desaparecido... Michel Foucault Esto no es una pipa Ensayo sobre Magritte

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http://vimeo.com/44459945